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viernes, 18 de enero de 2013

Montse nos explica su experiencia con los collares electrónicos


Hola Antonio,

Me gustaría comentar mi experiencia para poder ayudar a personas que tengan problemas con sus perros similares a los que yo tenía con Kleo.

Kleo es una galga afgana de 20 meses, buenísima, pero había que corregir esa conducta que tenia “normal“, ya que era cachorro, pero era por su seguridad y mi tranquilidad; Le encanta jugar y correr con otros perros, pero cuando la llamabas no te hacía caso; se comía lo que veía por la calle; con las palomas era locura, pues te daba tirones; siempre va paseando a mi lado pero antes cuando veía un perro, saltaba o iba hacia él sin obedecer… Pero lo peor  fue que se me escapó en dos ocasiones: jugando en el parquecon otros perros, vino un perro nuevo y ella se asusto y salió corriendo… está viva de milagro ya que cruzó toda la Avenida Diagonal.






Decidí coger un adiestrador: hicimos varias clases, pero no era lo que yo quería y necesitaba. Kleo seguía igual; sí obedecía cuando estaba sola, pero cuando había un perro ya volvía otra vez. Era reacia a ponerle el collar eléctrico y no sé por qué, ya que mi hija tiene un Doberman y lleva uno desde hace 4 años y está encantada… así que no me lo pensé más y me puse en contacto con Antonio .









Vino a casa vio el comportamiento de Kleo; le explicamos y me dijo que lo mejor para mi tranquilidad era el collar, y así lo hicimos.

Le pusimos el collar y a la semana ya se notaba su cambio de conducta: Ha corregido todo, no se come nada del suelo, no persigue a las palomas, obedece a todo lo que le digo y lo más importante ¡Va suelta en los parques e incluso a veces por la calle…! ¡y ella a mi lado!. Es increíble lo que ha cambiado, y ¡gracias al collar!. La gente debería saber bien el funcionamiento, porque evidentemente yo jamás le pondría a mi perra algo que le hiciera daño.



Kleo ya lleva seis meses con el collar, y mi marido y yo estamos encantados, y ella feliz.

Un saludo Antonioy estamos en contacto.

                                Montse.

6 comentarios :

Anonymous dijo...

Yo también tengo un afgano, y la verdad que por naturaleza tienen un caracter complicado, pero gracias a Antonio y sus clases para entrenar a mi perro con el collar, he conseguido una tranquilidad enorme; el perro va tranquilo a mi lado y yo más aún, sin tenerme que preocupar por que es lo siguiente que me va a hacer.
Estoy a favor del uso del collar, siempre y cuando se haga de forma correcta, no basta con ponerselo y darle al boton, se tiene que saber como se utiliza y en que condiciones.

julian

Jaime dijo...

Disiento de parte del planteamiento del post. Entiendo que cualquier medida correctiva debe estar encaminada a que podamos evitar la medida a largo plazo una vez corregida la conducta problemática. Es decir, que el collar eléctrico debería ser solo para corregir/enseñar y, llegado el momento, el perro debería poder prescindir del collar porque ya ha aprendido la conducta correcta. Si el doberman de la hija de Montse lleva 4 años con el collar entonces es que algo no se está haciendo bien ¿no? El perro adiestrado debe responder solo a nuestras órdenes. El collar eléctrico puede ser un método pero no un fin ni un elemento permanente.

Tampoco soy un gran experto en el tema. Es solo mi opinión desde el sentido común para abrir un poco el debate.

CONDUCT CAN dijo...

Jaime;
Gracias por tu post, que aporta además una opinión muy a tener en cuenta.
Para entender las líneas que ahora escribo es importante saber que:
1.- No conozco al doberman de la hija de Montse; Nunca he trabajado con él. Montse ya me habló de él cuando la conocí y me comentó que utilizaban el collar. Con ello no quiero que se interprete ni que estoy a favor ni en contra de que ese animal lleve el collar, simplemente explico la situación.
Quiero decir que cuando voy por la montaña con mis perros, mi doberman (antes eran 2, pero una murió en marzo...) lleva collar eléctrico; Obedece perfectamente, pero por ser la raza que es pretendo erradicar la remota posibilidad de que un día no cumpla una indicación mía... De hecho, estoy pendiente de juicio por la demanda contra el dueño de tres mastines que deambulan sin control por el parque natural al que vamos a hacer footing, y que en junio pasado atacaron a Luna, mi doberman, que iba perfectamente a mi lado y se asustó al verlos venir con hostilidad... Se llevó dos mordiscos severos (necesitó puntos) hasta que pude ahuyentarlos. Son perros, y aunque por experiencia propia soy capaz de prever lo que va a pasar, corren más que yo...
Siempre hay posibilidad de imprevistos: Yo estoy feliz sabiendo que ninguno de mis perros desencadenará nunca una situación como la que nos tocó vivir a Luna y a mi... Ojalá el dueño de esos perros invirtiese en la educación de sus perros, o en un vallado invisible para que no salgan de los límites de su casa, o en collares con mando para rectificar su agresividad... Aunque para eso primero sería necesario que invirtiera en su propia educación...
2.- Montse recurrió a mi después de haber estado en manos de otro adiestrador. dejando aparte pequeños problemas de comportamiento de Kleo, estaba muy angustiada al ver que no podía soltar a su perra por lo insegura que era y porque, como ella relata, en dos ocasiones se le dio a la fuga, con el peligro que comporta para el animal y para los conciudadanos. Hice una sesión teórica en la que les expliqué los errores que a mi juicio cometían en la educación de su afgana, y comenté cual era, desde mi experiencia, el manejo correcto. Compraron un collar electrónico que les enseñé a utilizar en una sesión práctica en mi escuela. Que yo sepa, Kleo ha funcionado sólo con la vibración del collar (Montse podrá corregirme si me equivoco). Pero con independencia de ello, es importante destacar que el collar es un elemento condicionante para el perro, y sobretodo para su dueña: Gracias a tener la seguridad de que hará reaccionar a Kleo en cualquier momento, Montse se "atreve" a dejarla suelta disfrutando ambas más que nunca. No creo que Kleo reciba impulsos cada día (es más, creo que no recibe ninguno NUNCA), pero verla correr y disfrutar bien vale la pena que lleve un collar que la condicione a estar pendiente de las indicaciones de sus amos.

CONDUCT CAN dijo...

Recientemente he tratado otro Afgano, vecino de Montse, que nunca habían soltado desde que se escapó y cruzó calles hasta llegar a la playa, a unos 3 km. del parque en el que estaba... Cinco sesiones y la seguridad para sus dueños de poder controlarlo en cualquier momento (en forma de collar electrónico...) permiten a Aston ir precisamente a la playa a correr y a jugar libremente con los perros que allí encuentra... Un dato: sólo hemos pulsado el botón en tres ocasiones durante las clases, pero no creo que, sin el collar puesto, la dueña permita a Aston campar a sus anchas. Los ejercicios trabajados durante las sesiones tienen más eficacia que el collar, pero sin duda no ofrecen a los dueños tanta seguridad como llevar el "mando a distancia" del perro en la mano...
3.- En este nuestro blog, hay un post propio dedicado a Ed, el afgano de Julian, quien contestó también en este post. Ed tuvo una infección muy severa por una herida causada por un gato. Eso le impidió salir y relacionarse con otros perros durante una buena temporada. El resultado: Al volver a salir con normalidad no se llevaba bien con gatos... y tampoco con perros. Julián invirtió tiempo y esfuerzos durante 10 sesiones. También compró un collar; es el peaje para asegurarse que no volverá a revivir ninguna situación de riesgo en las que se vio antes de conocernos.

Jaime, también para mi el collar es un método. Eso si hablamos del perro... pero son los dueños quienes deben tener herramientas para poder convivir con su animal de manera plácida... ¡y fiable! Cada equipo amo-perro es un mundo y requiere un enfoque propio.
A raíz de algunos post de mi blog parece que todos mis "alumnos" funcionan con collar eléctrico ¡nada más lejos de la verdad! Lo cierto es que publican su opinión quienes han recurrido a nuestros servicios habiendo vivido situaciones dramáticas por las que no quieren volver a pasar, y que han logrado "salud familiar" con nuestro trabajo... Si el collar les ayuda a mantenerla... ¡bienvenido sea!

¡Gracias a todos por participar con vuestros posts!

Jaime dijo...

Gracias por la ampliación Antonio. Muy interesante el planteamiento del collar como método preventivo cuando sales y llevas al perro suelto. No me lo había planteado, pero es una buena idea. En caso de necesidad es mejor eso que tener un disgusto.

Por supuesto ya imagino que ni Montse, ni su hija, ni tus alumnos en general le van soltando calambrazos al perro cada dos por tres. Es solo que hay mucho burro de dos patas por ahí suelto que puede leer esto y con eso justificar el pasarse el día achicharrando al perro. Por eso quise hacer la puntualización de que es una herramienta para educar (o también preventiva como apuntas tú). No lo decía tanto por Montse y su hija como por quien pueda leer el post ;)

Saludos y a seguir con la labor.

CONDUCT CAN dijo...

Jaime;
Realmente, lo difícil de una labor divulgativa es que no sabes quién va a leer lo que escribes, y sobre todo, cómo lo va a interpretar. Detecto en mi blog que el hablar de los collares electrónicos genera en el público la sensación de que los utilizo para todo, y nada más lejos de la realidad. Simplemente hablo de los collares electrónicos porque los conozco bien, trabajo con ellos cuando los necesito, y el público debe tener información adecuada sobre las herramientas que hay en el mercado; También existen las drogas y aunque evidemente no las recomiendo, les he dado a mis hijos la información adecuada para que sepan lo que se pueden encontrar.
El público debe entender antes que nada la tenencia responsable de un animal, y ello implica educar adecuadamente. Sólo cuando el perro sabe qué puede y qué no puede hacer, si hay “fugas” en su educación podemos utilizar el collar para taparlas, o como bien dices, utilizarlo como herramienta preventiva o de seguridad para el dueño.

Un saludo,

Antonio.

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